El 28 de junio de 1995 un grupo
de 40 campesinos, integrantes de la Organización Campesina de la Sierra del
Sur, salieron muy temprano de sus viviendas para trasladarse en cinco
camionetas de carga al mitin de su agrupación, a varios kilómetros, y en el que
pedirán al gobierno la presentación con vida de uno de sus miembros detenido. Sin
embargo, cuando circulaban por el vado de Aguas Blancas, comunidad
perteneciente a Coyuca de Benítez, municipio colindante con Acapulco, un grupo
de al menos 400 policías de las extintas corporaciones Judiciales y Motorizada
ya los esperaban para emboscar a las personas. El resultado fue 17 campesinos
muertos y 23 heridos, la mayoría de gravedad. Los miembros de esa organización
campesina afirmaron que los policías que cometieron ese genocidio (como lo
llamó la Comisión Nacional de Derechos Humanos) iban al mando del mayor Manuel
Moreno González, quien pretendía evitar su llegada al palacio municipal en
Atoyac, municipio de la región de la Costa Grande. De acuerdo con informes de
la CNDH, el propio ex gobernador Rubén Figueroa sabía que se llevaría cabo ese
mitin por lo que tomó las medidas necesarias. Otras de las pruebas que se
muestran en ese informe de la CNDH es que un día antes de la masacre fueron
retirados todos los policías municipales de Atoyac lugar en donde se haría la protesta y
se avisó en el hospital regional que estuvieran preparados para recibir a los
heridos. La Comisión de Derechos Humanos de México emitió la recomendación
104/95 en la que quedaron detallados los hechos, que en un principio fueron
negados por Figueroa y sólo se avocó a destituir a funcionarios de primer
nivel. Finalmente, el 12 de marzo de 1996 con sólo tres años de gobierno,
solicitó licencia al Congreso de Guerrero, y fue sustituido por Ángel Aguirre
Rivero como mandatario interino, y quien gobierna de nuevo esta entidad
sureña.
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